miércoles, 29 de marzo de 2017

Guía de un astronauta para vivir bien en la tierra

En 4º de la ESO, hemos leído para trabajar el bloque temático de la personalidad,  el libro de CHRIS HADFIELD.Guía de un astronauta para vivir bien en la tierra

Se trata de un libro en el que este astronauta canadiense relata cómo descubrió su vocación y el empeño y coraje con el que trabajó para lograr su sueño, pese a que prácticamente lo vio siempre como algo utópico. Una utopía que consiguió hacer  realidad con mucho esfuerzo y dedicación.Su vida es un ejemplo  a considerar por dos razones:

1) Porque organizó su trayectoria vital y profesional con vistas a luchar por su sueño.

2) Porque vivió con plenitud vital y profesional cada etapa de su vida aún cuando, en la mayor parte de ellas, no realizaba tareas ni funciones relacionadas directamente con la formación específica de un astronauta. Él mismo confiesa que aunque no hubiese nunca llegado a astronauta, hubiese sido igualmente feliz. Esto significa que el mérito está en intentar, trabajar y luchar por los desafíos personales, tanto como seamos capaces, quién lo haga ya ha alcanzado su sueño, aunque no coincida exactamente con el que motivaba todas sus acciones.

Os invito a los alumnos y alumnas de 4º A, a que dejéis aquí vuestros comentarios sobre capítulos concretos del libro o del libro en general.

(Antes de pasar el comentario al blog, realizadlo en un documento de word,  por si se os borra. Cuidad que no tenga faltas de ortografía y que la puntuación sea correcta, para ello siempre ayuda que antes de publicarlo te lo lea algún compañero. Lo publicáis como anónimo, pero ponéis el nombre del autor, y el del corrector o correctores. Como siempre, las personas que por cualquier objeción personal no queráis publicar, me lo entregáis impreso con vuestro nombre).

Para hacer el comentario intentad seguir la siguiente estructura:

1) Relatar algún hecho, acontecimiento, anécdota, reflexión... que se narre en el libro. (Primer párrafo).

2) Realizar una reflexión personal relacionada con el punto primero. (Párrafo 2).

3) Terminad con una pregunta que invite a profundizar en la reflexión que habéis hecho, para que algún compañero prolongue vuestra reflexión o el aspecto en el que queréis investigar. (Párrafo 3).






martes, 28 de marzo de 2017

Enlace al blog de valores éticos de 2º de la ESO.

Los alumnos de segundo de la Eso seguiremos trabajando en el siguiente blog.

http://venitalba.blogspot.com.es/

Amnesia

Para reflexionar sobre la personalidad hemos leído en clase la novela de Fernando Lalana titulada Amnesia. Es una novela que nos ayuda a pensar la relación entre memoria y personalidad.

Os invito a que dejéis alguna reflexión  sobre este problema ético y filosófico.


El club de la calceta

La igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres y la no discriminación por razón de sexo es un desafío que como sociedad hemos de conseguir paso a paso. El Club de la calceta es un libro de gran ayuda en este sentido, pues pone al descubierto prejuicios muy comunes y arraigados sobre las mujeres en nuestra sociedad. Estos prejuicios impiden una igualdad real y efectiva entre hombres y mujeres.

Los alumnos de 2º de la ESO, hemos estado leyendo este libro en clase. Os invito a analizar algún prejuicio que aparezca en el libro y que impida la igualdad real entre hombres y mujeres. Mucho ánimo.


Disertaciones finalistas 2º de bachillerato.

Enhorabuena por los trabajos finalistas de los de segundo de bachillerato.


¿Es necesariamente democrática la filosofía? 

Clemente Lidón. 
Se nos plantea una pregunta verdaderamente interesante, pero que si se comienza a analizar directamente sin aclarar anteriormente determinados aspectos pueden aparecer confusiones. De este modo se nos plantean algunas cuestiones necesarias para abordar este tema: ¿qué es la filosofía?, ¿qué es la democracia realmente?, ¿qué se entiende por y cómo es una democracia actual?, ¿es esta forma de entenderla filosófica?, y por último,en caso de no ser así, ¿cómo sería una democracia filosófica?

¿Qué es la filosofía?

Con respecto a esta primera pregunta, se podría escribir un solo trabajo sobre este tema y por supuesto que sobrepasaría el límite de cuatro hojas del que disponemos. Por desgracia no es este el objetivo por lo que me veo obligado a dar unas simples pinceladas sobre el tema.

Para empezar, etimológicamente la palabra proviene del griego y significa: amor (“philo”) por la sabiduría (“sophia”). De aquí se desprende que le filosofía es la búsqueda del conocimiento. No obstante, aunque parece algo sencillo de comprender se deben explicar algunos matices. En primer lugar cabe destacar la célebre frase de Sócrates: “Sólo sé que no sé nada”. Esto quiere decir que el filósofo no se considera un sabio, como mucha gente piensa, sino que es aquel que ha asumido que el conocimiento es práctica, si no definitivamente, infinito y no se cansa de alimentar el suyo propio. El filósofo no se considera ignorante, porque este es aquel que no se preocupa por aprender, pero tampoco se considera sabio.

De esta forma obtenemos que la filosofía no consiste en ser sabio, sino en preguntarse continuamente cómo y por qué es el universo, a la vez que asumes que no puedes dar una respuesta por verdadera absolutamente puesto que cuando avanzas en este saber te pueden surgir nuevas preguntas que no hayas considerado anteriormente. La filosofía no es el fin y el conocimiento en sí, sino el camino que nos lleva a alcanzarlo. Según L. Wittgenstein: “Filosofía no es una teoría, sino una actividad. El objetivo de la filosofía es la aclaración lógica del pensamiento” o I. Kant: “No se aprende filosofía, se aprende a filosofar”.
¿Qué es la democracia realmente?

Al igual que con el término filosofía la palabra democracia está formada etimológicamente por otros dos términos provenientes del griego: poder (“kratos”) del pueblo (“demos”). De este modo la democracia es el sistema de gobierno en el cual la gestión del poder político y las decisiones son tomadas por los propios ciudadanos del Estado. Según Abraham Lincoln: “El poder del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”.Así pues, deben de ser los ciudadanos en su totalidad los que participen en las funciones de organización del Estado, “preferiblemente” sin dejar excepciones, por lo que en una democracia no habría lugar para el machismo, racismo, etc. Pero este concepto plantea unos problemas que se plantearán en el apartado siguiente y que me obligan a hacer una distinción entre este, al que llamaré democracia etimológica, y lo que se entiende por ella en la actualidad.

¿Qué se entiende por y cómo es una democracia actual?

Comenzamos a analizar el concepto de democracia que se entiende en la actualidad. A lo larga de la historia nunca se ha dado el caso de una democracia etimológica por el hecho de que siempre se han apartado grupos sociales de la política. Antiguamente y hasta relativamente poco no participaban en esta mujeres ni esclavos, pero por suerte estas exclusiones se han visto reducidas, en la mayoría de países, a: menores de edad, residentes no ciudadanos, criminales...).

Esto ya implica un alejamiento con el concepto de democracia etimológica, pero se podría asumir que un niño, por lo influenciable que es, no pueda participar al igual que una persona que ha demostrado no poder vivir en sociedad, como es un criminal. En el caso del no ciudadano o extranjero es más complicado; hay gente que considera que este puede participar en política desde el momento en el que comienza a vivir en el país puesto que las decisiones que se tomen también le afectarán a él o ella, pero hay otra que piensa que el inmigrante debe de ofrecer “pruebas” de que va a permanecer en el país un tiempo prolongado (estas prueba podría ser, por ejemplo, un tiempo de residencia determinado para poder participar).

Por otro lado, en determinados momentos en la historia se ha considerado democrática cualquier forma de gobierno que emanara de la voluntad del pueblo. En otras palabras, un gobierno será democrático si el pueblo está de acuerdo con esa forma de gobierno (en muchos casos ni siquiera hizo falta que fuera el pueblo entero). De este modo han habido casos en la historia en los que dictaduras, como la de Franco o la de Castro, se han autoconsiderado democráticas. Por supuesto se ha descartado esta idea puesto que para que un sistema sea democrático no solo el pueblo tiene que estar de acuerdo con la forma de gobierno, sino que debe de ser este en sí el que gobierne.

Así pues, actualmente un sistema es democrático cuando es el pueblo entero el que tiene el poder y el que gobierna (sin tener en cuenta las excepciones explicadas anteriormente). Pero claro, cuando en la antigua Grecia el Estado estaba formado por una sola ciudad, sí podían juntarse todos los ciudadanos para legislar. Pero, ¿cómo haces eso cuando un país relativamente pequeño como es España hay más de 40 millones de habitantes?

Para resolver este obstáculo los ciudadanos votan a unos representantes, que serán los que después se reúnan para legislar. Esto también supone un distanciamiento con el concepto de democracia etimológica ya que técnicamente no gobierna ni toma las decisiones el pueblo entero, pero no lo tengamos en cuenta... El problema reside en que el número de representantes defensores de una opinión (organizados en partidos políticos) que acudirán a estas reuniones (cortes, parlamentos o como se les de nombre dependiendo del país en el que nos encontremos) dependerá del número de votos que obtenga el partido. De esta forma acabará legislando y tomando las decisiones el que más haya obtenido en las elecciones. Pero, ¿es esta forma de gobierno filosófica?

¿Es esta forma de entenderla filosófica?

Como hemos visto anteriormente, las democracias actuales acaban siendo un gobierno de la mayoría, en las que es esta la que decide, como si se asumiera que lo que piensa la mayoría es lo correcto para el Estado. En este sentido, las democracias actuales reciben cierta influencia del utilitarismo de J Bentham, el cual defiende que siempre se debe de buscar el mayor placer posible, y por lo que no importa si la minoría sufre ya que será más abundante el placer de la mayoría. Sinceramente soy más partidario del utilitarismo de S. Mill, el cual revisó los postulados de su maestro y diría que si la elección de la mayoría es equivocada no se debería de aplicar esta, ya que a la larga causará más sufrimiento. Pues bien, volviendo a estas democracias, me gustaría recordarles que este argumento de la mayoría corresponde con una falacia informal de pertinencia: <<consensum gentium>> o consenso universal, por lo que la filosofía no puede defender un sistema con estas características, no podemos asumir que lo correcto es lo que piensa la mayoría. Los mejores ejemplos nos los muestra la propia historia de la humanidad...

Recuperemos creencias de la antigüedad que se consideraban lo más normal del mundo y lo correcto. Desde tiempo incluso anteriores a la antigua Grecia, hasta hace poco más de medio siglo, se consideraba que la mujer únicamente debía de dedicarse al cuidado de la casa y a la educación de los hijos y no podía participar en la política (entre otras actividades). Por que todo el mundo, incluso las propias mujeres, pensaran que era lo lógico y como debía de ser, ¿significa eso que fuera lo correcto? Otro ejemplo podría ser el de la esclavitud. Del mismo modo podría llenar lo que queda de página con errores que ha cometido la humanidad por tomar por lógico lo que se hacía desde siempre y todo el mundo, sin tener en cuenta los que todavía estamos cometiendo sin darnos cuenta por no llevar una vida filosófica y no pararnos a pensar en lo que es correcto. Pero claro, ¿qué se puede esperar de una educación que aparta la filosofía y no nos enseña a cuestionarnos estas cosas?

Volviendo al tema que nos interesa, ha quedado demostrado que un sistema político que se base en el gobierno de la mayoría no puede ser nunca filosófico, puesto que no ofrece este espíritu de cuestionamiento continuo y reformulación de hipótesis, para llegar al conocimiento, la verdad y lo correcto, propios de la filosofía. En este sentido, la filosofía no está obligada a ser democrática.
Pero lo que acabamos de rechazar no es la democracia en sí, sino lo que actualmente se entiende por democracia. Esto nos plantes una pregunta, ¿puede haber una manera de entender la democracia según la cual la filosofía fuese necesariamente democrática?

¿Cómo sería una democracia filosófica?

Para analizar esta pregunta, me gustaría hacer referencia al filósofo J. Habermas, con el cual comparto la visión de que la democracia debe reflejar la voluntad del pueblo y sus intereses generales elaborándose mediante un debate o diálogo público que se rija por la moral y respete unos principios éticos. En otras palabras, la legislación se debe realizar a través de un debate que vele por el bien común y no mediante un voto mayoritario.

De este modo, para que una democracia sea filosófica, esta debe de ofrecer la posibilidad de hacer oír todas las opiniones existentes, puesto que cada una puede ofrecer un punto de vista que no se haya planteado anteriormente y que haga replantear lo que se había asumido como correcto pero que en realidad no lo sea tanto. De este modo la representación de los partidos políticos en las cortes o parlamentos tampoco debería de realizarse por mayorías. En este sistema lo que se votaría sería únicamente los representantes de cada partido que acudirían, pero el número de estos debería de repartirse equitativamente entre todos los partidos políticos, ya que la legislación se realizaría mediante este debate. No obstante, suena muy bien, pero puede darse el caso en el que dentro de un partido que defienda una postura acerca de la forma de gobierno, como puede ser la república, haya discusiones acerca de otros temas, como puede ser el taurismo. Si comenzamos a dividir los partidos para que cada uno defienda las mismas opiniones podría causar que hubieran más partidos que escaños en el parlamento. Esta podría ser la primera objeción a este sistema.

Otro problema que tendría que combatir este sería que hay políticos que defienden algunas cosas por puro interés y no les importa lo más mínimo lo que sea correcto o lo mejor para el país. Además, a la hora de legislar, no se podría hacer mediante el voto, ya que caeríamos en la misma trampa de la falacia de consenso universal, sino que deberían de someterse a debate para encontrar la solución correcta. Pero en caso de que no se llegue a una solución debería de haber alguien que, sin tener en cuenta sus propios intereses y teniendo asumido que debe de elegir siempre lo mejor para el país, tras oír los argumentos de todos obtenga una conclusión. Pero, ¿quién puede ser totalmente imparcial?

Al final este sistema quedaría en una utopía prácticamente imposible de llevar a cabo, que fue una de las objeciones que recibió Habermas, y que me hace plantearme si realmente puede existir una forma de gobierno realmente filosófica, ya que la filosofía sería necesariamente democrática si consiguiéramos una democracia plena, pero no con los sistemas democráticos existentes, puesto que no permiten la posibilidad de objeciones que alimenten el concepto de filosofía planteado al principio o acaban solucionándose mediante la falacia de la mayoría. ¿Podría haber algún sistema de gobierno que necesariamente la filosofía lo defienda? Quizá y remitiendo al pensamiento platónico, podríamos cuestionarnos una aristocracia del saber, en la que los dirigentes y quienes puedan participar el la política sean aquellos familiarizados con la filosofía y que, por lo tanto, tomen las decisiones cuestionándose todas las posibilidades u opiniones y lo que será mejor para el país. Pero, ¿cómo podemos asegurar que estas personas actuarán conforme al bien común y no por propio interés? Como el mismo Platón asume cuando realiza su planteamiento de organización social y política, también caeríamos en una utopía.

Clemente Lidón. 2º Bat. 

¿LA FILOSOFÍA ES NECESARIAMENTE DEMOCRÁTICA?
Firmantes: La mano invisible & Luigi

Desde que los humanos tenemos consciencia de grupo hemos intentado formar gobiernos para administrar el dinero, la defensa y la sociedad en general. Uno de estos tipos de gobiernos nació en Atenas con el deseo del pueblo de autogobernarse sin reyes ni oligarcas, la democracia. Y por supuesto, los filósofos se han estado preguntando si esos sucesivos regímenes eran los más adecuados, éticos y justos. Después de esta breve introducción expondremos lo que era la democracia pura o ateniense, algunos de sus regímenes sustitutivos y si la filosofía debe apoyar necesariamente a la democracia.
La filosofía consiste en cuestionarse todo lo establecido, sin dar nada por supuesto. Parafraseando a Deleuze:

Hacer del pensamiento algo agresivo, activo, afirmativo. Hacer hombres libres. La filosofía como crítica nos dice lo más positivo de sí misma: empresa de desmitificación”




Por ello hubo filósofos que defendieron y filósofos que atacaron a la democracia, uno de los cuales es muy conocido, Platón. Ahora se usa mucho esta palabra,democracia, pero, ¿en qué consiste realmente? La democracia en un sistema en el que el poder del gobierno (cracia) reside directamente en el pueblo (demos). Los ciudadanos griegos se reunían, dialogaban y votaban, sin votar a representantes como ahora hacemos. Esta forma de gobierno abogaba por la búsqueda del bien común, por encima del bien individual y consecuentemente de la libertad. Se observa a la sociedad como un grupo de personas y se aplica la voluntad colectiva, mediante la imposición de la idea que mejor impresión ha causado, y por tanto la más votada.

Volviendo a Platón, él hace una importante crítica a la democracia basándose en los siguientes aspectos: no todos los ciudadanos están igual de capacitados para la política; las decisiones de la mayoría pueden ser erróneas, como cuando ajusticiaron a su maestro Sócrates; y la ignorancia de la mayoría sobre algunos temas clave (defensa, economía…).
El problema reside en la diferencia entre una sociedad individualista y otra de grupo. Como decía Hayek (filósofo y economista austrohúngaro), se oponen la libertad y la igualdad en la lucha entre el grupo y el ciudadano y son incompatibles en sus formas puras. La sociedad individualista cree en que es cada persona la que debe gestionar su propia vida ya que ella es la que mejor sabe qué es lo que realmente quiere o necesita, y que los demás deben respetar sus derechos y su libertad de decisión. La sociedad de grupo busca el bien común, que idealmente sería el de todos los ciudadanos, pero que ante la diversidad de opiniones se convierte en el de la mayoría, aquello que haría feliz al mayor número posible de ciudadanos. El conflicto surge cuando las dos búsquedas del bien difieren (casi siempre), y el grupo siempre se intenta imponer al ciudadano. Pero esto acarrea muchos problemas. Por ejemplo, según la teoría del grupo la ejecución de Sócrates sería acertada si se entiende que era una molestia para la sociedad. Sin embargo, en una sociedad individualista, todos pueden vivir como ellos elijan, y no se podría condenar a muerte a Sócrates por expresar sus opiniones. Esta es una sociedad mucho más flexible, por lo que, por ejemplo, se puede tanto llevar una vida “anticonsumo” como una consumista, observar pacíficamente el mar o competir en carreras de rally, pasearse por el bosque o jugar a videojuegos, todo sin censura. Sin embargo, según Hayek, el individualismo está mal visto porque se relaciona con el egoísmo, pero en realidad en lo que consiste es en el respeto al hombre individual, en desarrollar las dotes de cada uno, tan diferentes e importantes.

La democracia en sí nace de la idea de buscar lo mejor para la sociedad de grupo, y puede que en efecto, sea la mejor forma de buscarlo. El problema es que se da por hecho que la solución a cualquiera de los males del mundo tiene que pasar por el colectivismo (aplicación de la idea de grupo), pero esto, aunque resulte mejor para la mayor parte de las personas, puede llegar a atentar contra un individuo o contra una minoría,por lo cual la libertad de cada uno queda relegada ante el bien de la mayoría, y esto degeneraría en un “estás con el grupo o contra él”. De aquí viene el decir actual de que si algo no es democrático no es bueno. La democracia ateniense basada en el colectivismo, que surge de la idea de que el grupo debe prevalecer sobre el individuo, para la época resulto ser un sistema adecuado, aunque siempre podía acabar degenerando en oligarquía u oclocracia (gobierno de la muchedumbre). Muchas personas se dieron cuenta de que la ignorancia generalizada desencadenaba en la ineficiencia del sistema.

Las sociedades liberales, como dijo Hayek, nacen de la importancia del individuo, del dejar hacer a cada uno lo máximo que pueda con su capital, su tiempo y su virtud, siempre y cuando esa no entre en una interferencia con la de sus semejantes. La competencia, dice, ha propiciado el avance científico, económico y social. En relación con Adam Smith, “no es por la benevolencia del carnicero, cervecero o panadero, por la cual obtenemos nuestras cena, sino por su propio interés”, por lo cual al incentivar el bien de cada uno se incentiva el global. Como ya se ha mencionado, la democracia en su estado más puro prima demasiado al grupo y, cuando esta cae por su ineficiencia, surgen líderes despóticos que aseguran un futuro mejor a su lado. De aquí nacieron regímenes fascistas como el de Hitler y el de Mussolini, que nacieron a partir de unas democracias donde los derechos individuales, en ocasiones incluso el derecho a la vida, quedaban en un segundo plano a favor del bien común. Como dijo John Milton:
¿Es justo o razonable que la mayoría de las voces, oponiéndose a la principal razón de ser del Estado, deban esclavizar a la minoría que quiera ser libre? Más justo es, sin duda, que, si resultase forzoso los menos obliguen a los más a permanecer libres, lo cual no puede traerles daño, y no que los más, para satisfacción de su vileza, fuercen perniciosamente a los menos a ser sus compañeros de esclavitud. Los que no pretenden sino su propia y justa libertad tienen el derecho a ganarla cuando quiera que tengan poder, por numerosas que sean las voces que se les opongan.”

¿Cómo asegurar las libertades y derechos a la vez que dejar el poder en los ciudadanos? Por supuesto, permitiendo que con el voto se imponga la mayoría sin respetar a las minorías, no. La solución sería un Estado mínimo o minarquista, que no pueda interferir en la libertad de sus habitantes y que se encargue principalmente de velar por la seguridad de sus ciudadanos y asegurar la propiedad y la justicia en las relaciones. Mediante la democracia liberal, que no la pura, se votaría a los políticos para que estén los más capacitados en el gobierno, siendo controlados por los jueces, con la típica separación de poderes, creada durante las primeras revoluciones liberales.

Nos podrían argumentar que no es correcto llamar a esto democracia, pero lo cierto es que el nombre no es tan relevante, siempre que funcione. Un Estado con una Constitución inquebrantable que establezca los derechos inalienables: a la propiedad privada, a un medio ambiente sano, a la igualdad de oportunidades, a la libertad de expresión y de asociación… pero que deje margen para matices de los diferentes gobiernos formados forzosamente por gente capaz. En este Estado uno podría dedicarse a lo que quisiera, sabiendo que todos tienen sus derechos asegurados y cada uno desarrollaría al máximo su capacidad en lo que se dedica. Así, la filosofía obtiene su máxima expresión porque el Estado favorece la diversidad de opiniones, al incentivarse sobre todo que cada uno tenga su propia opinión y criterio. Por tanto es justo suponer que la filosofía pueda favorecer su propia ampliación mediante las libertades que ofrece el Estado liberal, pues como ya se ha dicho, la filosofía es un cuestionar continuo.

Para aclarar lo que significaría el Estado liberal, pondremos un ejemplo. Imaginemos que en el hipotético país Puerro Land, apareciera un partido que se proponga ejecutar a todos los que coman zanahorias, una verdura menos importante para el país. El Estado podría censurar este partido. Pero entonces vuelven sus miembros y dicen que quieren marginar a los que coman zanahorias, y se les vuelve a censurar. Con este pequeño ejemplo se muestra que incluso en las altas esferas del gobiernos, en los lugares donde se toman las decisiones la libertad prevalece sobre cualquier propuesta que la intente restringir, ya sea por criterios de raza, religión o alimentación. En nuestra historia vivimos un caso cercano, el partido Nazi en Alemania abogaba por la marginación de los judíos y eso, pronto desencadeno en desear su exterminio. La máxima para un gobierno liberal es que: la propia libertad acaba donde empieza la de otro.

Volviendo, tras esta breve pausa, a la política y su filosofía, otra alternativa a la democracia pura podría ser el totalitarismo propiamente dicho, y su consecuente falta de libertad a favor de una supuesta igualdad, u otro bien. Estos regímenes se han dado en el fascismo y en el comunismo. Estos sistemas adoctrinan a la población e impiden la diversidad de opiniones, entre otras cosas. Estas formas de gobierno aparecen por la idea de dotar a unas supuestas personas totalmente adecuadas del poder absoluto del gobierno. Esto favorece la corrupción más grande al aficionarse los líderes al poder. Como dijo Lord Acton: “todo poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Finalmente estos líderes usaran su poder para mantenerse en él quiera o no la población.

Por tanto, la democracia ateniense no es tan ideal como se quiere creer, al estar pensada para satisfacer a la mayoría. Una de sus sustituciones, el totalitarismo, resulta peor que ella misma, pues la libertad queda totalmente eliminada. Sin embargo, el sistema liberal consigue juntar la libertad individual con el derecho del pueblo a autogobernarse. No decimos que sea el sistema perfecto, pero sí que es una buena opción en sí, además de la mejor alternativa en comparación con las demás. Parafraseando a Winston Churchill, entendiendo democracia, como el gobierno liberal británico: “La democracia es el peor de los regímenes, excluidos todos los demás”.

Dicho todo lo anterior, ¿debe ser la filosofía democrática? No y sí. La filosofía no debe ser democrática en el sentido de que la opinión con más adeptos se imponga sobre las demás, pues la filosofía debe ser individual y emanar de cada uno para poder criticar y cuestionar de forma continua, solo con un pensamiento libre e individual se consigue una filosofía más rica y variada. No obstante, debe ser “democrática” respecto a su participación, todo el mundo debería filosofar y cuestionarse el mundo.



Alejandro Lidón y Sergio López. 


¿LA FILOSOFÍA ES NECESARIAMENTE DEMOCRÁTICA?

Si la filosofía es amor por el saber, y el amor y el saber se encuentran al alcance de todas las personas, ¿no podremos participar de ella todos los humanos? Supongamos que el conocimiento y el saber significan poder, por dotarnos de libertad para elegir y hacer. Y del mismo modo, entendiendo democracia como la participación del poder por parte del pueblo, ¿no sería la filosofía democrática, en la medida en que permite la participación de todas las personas y les permite ejercer lo que llamamos “poder”? ¿Es o no necesaria la filosofía para llevar a cabo acciones políticas? Estas incógnitas son las que resolveremos a lo largo de la disertación. En primer lugar, trataremos ciertos aspectos de la filosofía que a mi parecer resultan importantes en relación con la participación política. Después, hablaremos a grandes rasgos del funcionamiento de la democracia actual y tomaremos en consideración ciertos planteamientos de Habermas. Y por último, estableceremos una relación entre ambos términos y los temas desarrollados, para defender una democracia filosófica y plural, en la que abandonaremos la pretensión de encontrar una verdad única a la hora de deliberar.

La filosofía nos brinda la posibilidad de liberarnos de todos nuestros prejuicios y de practicar la tolerancia. Nos permite equivocarnos pero revisa siempre los caminos que hemos trazado. Permite la libre expresión, dada la necesidad que se desprende de su naturaleza de cuestionar todo lo establecido y de no vetar el derecho a la palabra por temor a lo desconocido. Y permite algo que a priori parece muy general y simplista, pero que concretaré: el conocimiento y el estudio de cómo llegamos al mismo. Hablo del conocimiento de las causas de nuestro estado contemporáneo, de qué me mueve y qué me influye como individuo en el marco de una sociedad progresivamente más compleja. Es aquí donde también entran en juego los conceptos de libertad y de poder. El conocimiento de las causas que hacen que actúe de una manera determinada hará que pueda evadir esas causas y establecer mis reglas de juego. En otras palabras, me dota de libertad entendida en su sentido positivo. La libertad negativa significa “libertad de hacer”. Es decir, que nadie me impida hacer algo. Pero, ¿quién o qué decide que yo haga ese algo? ¿Puedo encontrar más opciones entre las que elegir? Una vez conocido (en la medida de lo posible), admitiré entonces que soy libre, porque decido si hacer o no, y además qué hacer o no. ¿Y no es esto poder de decisión? ¿No es elección de cómo quiero vivir y de qué quiero obtener de mi comunidad?

Pasemos, pues, a la democracia. Según Aristóteles, somos animales políticos. Es natural en nosotros la relación con otros seres humanos y la organización de nuestra comunidad. Y si leemos a Spinoza, nos dirá que la democracia es la forma natural de convivencia, sin la necesidad de una autoridad por encima de la propia soberanía popular. Mediante este sistema político, elegimos entre todos en igualdad de derechos y por votación, aquello que nos conviene. En un mundo perfecto no habría objeción a un sistema que permite emitir nuestra voluntad y que esta sea respetada, además de que las decisiones tomadas serán por lo menos de la conveniencia de la mayoría. Pero, como afirmaba Maquiavelo, no es el caso. Centrémonos en cómo son las cosas y no en cómo deberían ser. Ya advertía Aristóteles, entre otros, de la posible degeneración de la democracia en demagogia, si se usa el sistema en beneficio de unos pocos mediante la manipulación de los menos culturalizados. Es un gran peligro a tener en cuenta, porque entonces la libertad de voto sería inexistente. Todo funcionaría a favor de una élite (oligarquía), arrebatándoles el poder a los ciudadanos. Esta clara desigualdad acabaría institucionalizándose, y es lo que estamos viviendo a día de hoy: una pérdida de la libertad política, basada en la legitimación de la desigualdad de capacidades para dicha participación. Nuestro actual sistema de gobierno es la “democracia liberal representativa”. Esta está basada en el principio de defensa de los derechos individuales, fin para el cual se usan las instituciones. El individuo es percibido como un sujeto pasivo portador de derechos, que cede su poder a unos representantes para que los defiendan. Cabe resaltar que este individuo no se considera capaz de emprender dicha tarea, por eso delega su poder. ¿Su funcionamiento? Se realizan unas elecciones a las que diversos candidatos, pertenecientes a distintos partidos políticos, se presentan con un programa en el que recogen sus aspiraciones y promesas. Emitimos un voto a favor de quien nos parece más razonable y… ¿ya está? No, no es tan fácil. En primer lugar, no votamos a un candidato, votamos a un partido que a su vez elegirá su candidato. Esta personalidad es solo la imagen de dicho partido y una marioneta de este, que a la hora de debatir usará como posición ideológica la del grupo político al que pertenece. Es decir, deberá luchar por imponer ideas, no por buscar soluciones prácticas a problemas del país. Segundo, los programas son inútiles. No existe ningún mecanismo mediante el cual la ciudadanía pueda decir: “No. Deja tu puesto. Esto no es lo que dijiste que ibas a hacer.” Y no cumplen por la misma razón. Porque los problemas del país son cambiantes (aunque en ocasiones predecibles), y el partido busca el poder e imponer su ideología, no reaccionar racionalmente ante estos. Además, podrán poner las medidas que estimen pertinentes, nadie puede negárselo ahora que el poder está en sus manos. Y tercero, lo que antes era un debate para solucionar las disputas o crisis de una comunidad, se convierte en un medidor de fuerzas que crea la polarización de las personas. Estos son los principales problemas de la democracia liberal representativa. Estos, y que no se dice su nombre completo. No podemos llamar a cosas distintas de la misma forma. Una cosa es la democracia representativa, y otra es, por ejemplo, la deliberativa o participativa del filósofo Habermas. En esta, el ciudadano tiene la posibilidad de participación, y se define como ciudadano activo, que además de mero portador de derechos, discute con su comunidad de los temas de interés general.

Ahora que conocemos los engranajes de la cesión del poder de nuestros sistemas democráticos, debemos preguntarnos: ¿Somos todos capaces de participar activamente? Ahí entra la filosofía, o mejor dicho la actitud filosófica, en cuanto que es una herramienta de formación, de obtención de poder. Somos incapaces de participar en política y estamos desinteresados por ella porque no podemos tomar las riendas de nuestras vidas. Porque estamos desinformados y somos potencialmente (y activamente) manipulados. Porque no podemos poner en marcha nuestras ideas. Porque nos hacen creer en una verdad única y metafísica que no podemos comprender. No quiero sin embargo, caer en una fe ciega en las posibilidades de la acción pedagógica y dar a entender que con la educación y la filosofía los problemas se han acabado. Su uso debe comenzar por los estratos inferiores de la sociedad. Entre ellos, nosotros. Y significar una toma de poder real que solo puede pasar por el fin de los privilegios sociales y políticos de los que disfrutan ciertas personas, basados en que si no estás formado o eres pobre no sabrás participar. Una revolución, que si no es totalmente antagónica a nuestro modo de vida y economía se verá absorbida por la ideología reinante. La filosofía debe defender una democracia, pero una que sea filosófica y compuesta por pluralidad consciente, como argumenta Vattimo, cuando explica que debemos abandonar la idea de verdad, a lo que añado que no es posible llevarla a cabo sin que el cambio se haya consolidado. Debemos advertir, no obstante, que en un principio usaremos la “verdad” para desmantelar y modificar nuestros sistemas políticos actuales, puesto que presuponemos que debemos conocer la situación y ser conscientes, para llevar a cabo el cambio. Esto significa coger la herramienta que usan los gobiernos (verdad única) y usarla en su contra, porque la verdad es que no vivimos en democracia real. Tras esto, las decisiones se basarán en un camino hacia soluciones prácticas para los problemas, no en una guerra por tener la razón.

Por tanto, podemos afirmar que la filosofía es necesariamente democrática, si entendemos por democracia una participación colectiva de las decisiones políticas y sociales, desde una óptica perspectivista y pragmática, no condicionada por la pretensión de encontrar una verdad irrefutable que caracteriza a las grandes ideologías partidistas, que curiosamente acostumbramos a identificar con nuestra opinión.

Iván Fernández. 

¿Es necesariamente democrática la filosofía? 
Fan y Alem
La Democracia es un concepto que ha variado con el paso de los años, que actualmente se puede definir principalmente a partir de dos variantes: Democracia liberal y deliberativa, aunque sin profundizar en ello, debemos tener en cuenta otras divisiones internas. La primera de ellas (considérese la actual) es un sistema de elección de gobernantes, donde a partir de la participación del pueblo surge el Estado, para cumplir los propósitos de los ciudadanos, llegando a compararse con un mercado (propaganda de partidos, lucha por mayoría de voto; tal y como una empresa). Por otro lado, la segunda de ellas se entiende como una raíz opuesta a la anterior, resaltando la carencia de participación por parte de los ciudadanos en comparación con la otra variante, sin embargo poseen puntos en común como son la defensa de los derechos individuales, y el amparo de los mismos por parte del Estado; además de presentar ciertos matices en la Democracia actual. En cuanto a su práctica, podemos ver que ciertos puntos que defiende este sistema de gobierno han sido tratados por muchos autores, además de ser considerados temas muy importantes dentro de la filosofía. Destacamos 2, la igualdad y la libertad, los cuales consideramos fundamentales dentro de un estado democrático, pero en ciertas ocasiones estos no se ven reflejados. A partir de esto, ¿se considera adecuada la forma de trabajo?; ¿vemos presente la igualdad y libertad en la sociedad?; según la filosofía ¿son adecuadas las medidas tomadas por nuestros representantes?.

En principio, el trabajo es uno de los factores más representativos de nuestra sociedad actual, es decir, la base de donde proviene parte del capital para satisfacer necesidades individuales, como afirma K. Marx. Si bien es cierto, la actividad laboral en ocasiones no se corresponde con la dedicación a la misma ya que el trabajo es externo al individuo.

Afirmándonos en la posición de este filósofo, el trabajar conlleva a dedicar el tiempo preciso a una actividad, que por necesidad hace dependiente al trabajador de la misma, excluyendo en cierta medida la propia voluntad (eso no quita que dicho sujeto disfrute su labor). Pero cabe destacar que aunque dicha actividad suponga en determinadas ocasiones un esfuerzo, esta ayuda tanto a la autosuficiencia del individuo como el desarrollo de la sociedad. Un ejemplo podría ser el caso de los encargados de la limpieza de las calles, quienes aunque dicha labor es digna de su desarrollo, algunas personas lo identifican como un trabajo inferior, y a pesar de ello, estos trabajadores dedican su tiempo para el propio auto mantenimiento, y a la vez contribuir directamente con el desarrollo y la mejora de la sociedad.

Por lo que el sistema laboral, desde el punto de vista de Marx, no es al cien por ciento adecuado, ya que el trabajador no debería sentirse forzado a cumplir con dicha labor, y que no disminuyera en parte su libertad (siendo esta una de las bases del sistema democrático).

En segundo lugar, partiendo de la definición de igualdad que propone la RAE, esta se puede concebir como: “Principio que reconoce la equiparación de todos los ciudadanos en derechos y obligaciones”. Sin embargo, se pueden observar algunos gobiernos que no cubren este principio, como un régimen dictatorial; Corea del Norte o Egipto son ejemplos del mismo. Por otra parte la libertad, o la capacidad de actuar conforme a la propia voluntad, está íntimamente ligada con la igualdad, como indica Rousseau

En este aspecto la Democracia es una vía que fomenta estas virtudes, tal y como defienden filósofos como J.J.Rousseau o B.Spinoza. Por parte del primero, entiende que la igualdad es un principio que todo sistema legislativo debería perseguir, pero no la entiende como la equidad entre poder y riqueza, sino como la homogeneidad en virtud del rango y las leyes, es decir, un mismo trato entre personas, además de unas mismas normas para todos. Y por parte de Spinoza, considera que la libertad es necesaria, debido a que con esta, la forma de gobernar concuerda en cierta medida con la naturaleza del hombre y se acerca más a lo natural, pero esto solo se da en el estado democrático. Concibiendo de tal forma una libertad de expresión en la opinión entre los ciudadanos, en lo que respecta al voto (característica de dicho régimen).

Por estas razones, concluimos en que estos 2 conceptos están muy presentes en la Democracia, y por ello, en cierto modo, se puede considerar a este régimen el más representativo de la filosofía, sin embargo en ocasiones estos conceptos se desplazan a un segundo plano y afecten a algunas personas, por ejemplo el impedimento para que una pareja homosexual establezca matrimonio (tanto en hombres como mujeres), o también el caso de Estados Unidos con la expulsión de personas ajenas a dicho estado.

Finalmente, otro aspecto en el que la filosofía se refleja en la Democracia, es que en un sistema democrático es el pueblo el que posee la capacidad de determinar la elección de sus representantes, el voto es la herramienta principal y es el que le da participación en la política al ciudadano. Y así dar lugar a la cesión de toma de nuestras decisiones a dichos representantes.

Si bien es cierto, desde el punto de vista del filósofo Maquiavelo, estos representantes actuarán de una manera u otra dependiendo de la situación en la que se encuentren, ya que este defiende que un gobernante debe aprender a ser bueno y no bueno. A lo largo de la historia, muchos de estos líderes, no han sabido comprometerse con el régimen democrático propuesto, dando lugar a la corrupción dentro del mismo sistema. A pesar de ello, en la actualidad , dichos representantes por ley deben actuar acorde con las propuestas democráticas, esto no quita que se hayan producido casos en los que las medidas que tomaron fueran las más adecuadas. Otro de los rasgos a destacar, es la participación del ciudadano, quién a pesar de su compromiso con el voto, en ocasiones se le excluye o su actividad se ve reducida.

Por ello, las medidas que toman nuestros representantes parcialmente son adecuadas y coherentes con dicho régimen, aunque como se ha podido observar a lo largo de los años, no siempre ha sido de esta forma. Esto no quita que los representantes tomen las decisiones para conseguir el bien común, lo que justifica dichas acciones.

En conclusión, si bien es cierto que la Democracia es el régimen político propuesto por las autoridades actuales. En defensa de esta propuesta, como ya hemos aclarado, algunos aspectos no concuerdan con la filosofía dentro de este sistema. Claros ejemplos son los propuestos previamente, tal y como es el caso de Estados Unidos y su presidente Donald Trump, o el insuficiente sistema laboral, en el que K. Marx destaca el recorte en la libertad que este provoca en el individuo. A nuestro parecer, estos actos, llamémoslos “antimorales”, son medidas que no aciertan en nada con la filosofía y la Democracia. Sin embargo, como también hemos expuesto basándonos en la postura de Maquiavelo, estos ejemplos pueden justificarse, siempre y cuando dichas acciones velen por el bien y la estabilidad del Estado y los ciudadanos. Por lo tanto, desde el punto de vista filosófico, esta toma de decisiones aunque no parezcan las más correctas, sí son las más adecuadas a la situación en la que se desarrollan. En definitiva, y en lo que refiere a la pregunta inicial, podemos encontrar que la filosofía se refleja perfectamente en la Democracia, y que si se busca aplicar conceptos filosóficos tales como la libertad y la igualdad a un régimen, el democrático es el idóneo, por esta razón podemos considerar que la filosofía es necesariamente democrática.


Una gran democracia debe progresar o pronto dejará de ser o grande o democracia.”
Theodore Roosevelt (1858-1919)
Político estadounidense.

Objecione será democrática la filosofía de Rousseau y Spinoza, pero no LA fILOSOFÍA, sino su filosofía. 


domingo, 26 de marzo de 2017

Libro de lectura. El juego de pensar, de Tobies Grimaltos.

En algunas clases estamos realizando la lectura del libro El Juego de Pensar, de Tobies Grimaltos. Se trata de un libro de carácter divulgativo de los principales temas filosóficos que se abordan en el curso de 1º de bachillerato. La técnica que utiliza el libro es el diálogo entre un profesor de filosofía y su hija  que está interesada en conocer a qué se dedica realmente su padre. En cada capítulo se aborda un cuestión o problema filosófico relevante.

Te invito a dejar aquí un comentario desde tu propio/a enfoque de aquellos problemas filosóficos que has conocido a través del libro. Si te encuentras un poco perdido de cómo hacer un comentario en un blog, te propongo que sigas el siguiente esquema:

1) Referencia al hecho, problema filosófico, o reflexión que se aborda en el libro. 

2) Reflexión personal sobre dicho hecho o  reflexión.

3) Formulación de una pregunta que muestre tu curiosidad sobre el problema abordado a fin de que otros compañeros o compañeras te ayuden a profundizar en el problema. 

Ejemplo:

1) Referencia al hecho, problema filosófico, o reflexión que se aborda en el libro. 

En el capítulo primero del libro el padre de Marta le habla de la Peña Roja que hay en su pueblo. Al parecer existe una leyenda en el pueblo de que es roja por la sangre de un gigante que murió allí. Marta reconoce que cuando eres pequeño te lo crees pero cuando eres mayor te das cuenta que una razón mejor para explica el color es la naturaleza de los materiales que la componen. Con este simple ejemplo se trata de poner de relieve que el ser humano es, por naturaleza, un ser curioso, que se pregunta la razón última de las cosas y busca explicaciones. Fundamentalmente en el capítulo se nos distinguen dos formas de responder a las preguntas que nos planteamos: la mítica, que es una explicación basada  en relatos fantásticos de héroes o dioses en el que la arbitrariedad y el azar son protagonistas; y la filosófica que parte del principio de que las cosas tienen una naturaleza concreta e inmutable, esa naturaleza se puede encontrar y describir  mediante la razón observadora, analítica, y deductiva.


2) Reflexión personal sobre dicho hecho o  reflexión.

Normalmente no tengo tiempo para preguntarme y pensar en las cosas o hechos que me gustaría, pero en ocasiones, cuando voy a la playa, o cuando me quedo sólo en casa sin nada urgente que hacer, o cuando leo un libro por placer sin presión para responder a un examen, o cuando veo un documental interesante, sin darme cuenta me  encuentro pensando en un montón de cosas. Hoy mismo cuando estaba viendo un documental sobre el big-bang mi madre no dejaba de decirme que hiciese los deberes mientras ella iba a misa, que al regreso iríamos a ver a mis tíos. Si el mundo es el resultado de las leyes de la materia ¿qué pinta mi madre yendo a misa y mi padre de costalero? Pero por otro lado, uno piensa: si existe un reloj tiene que existir un relojero, o dicho de otra forma, si existe un universo, tiene que haber un "universero"... Y esta duda me desespera a la vez que me parece emocionante y estimulante. Pero si existe ese universero ¿por qué consiente que muera gente inocente en un terremoto u otra circunstancia? Muchos científicos fueron creyentes pero mucho otros no. Es extraño que personas analíticas, racionales y observadoras como los científicos hayan sido creyentes, porque la religión es un poco mitología, como lo de la Peña Roja. Yo no sé qué pensar. 

3) Formulación de una pregunta que muestre tu curiosidad sobre el problema abordado a fin de que otros compañeros o compañeras te ayuden a profundizar en el problema. 

¿Es coherente ser científico o filósofos y creyente a la vez? ¿Qué pensáis? 


Si lo tuyo no son los comentarios puedes optar por responder a estas preguntas sobre el libro.

El JUEGO DE PENSAR
                Tobbies Grimaltos, El juego de pensar (editorial Algar).
EL COMIENZO

1.       ¿Qué es y por qué es Roja la Peña de la que se habla en el capítulo?
2.       ¿Qué diferencia hay entre las cuestiones de la física y la biología y las cuestiones de la filosofía?
3.       ¿Qué explicaciones se dan de la Peña Roja?
4.        
 “MARTA HABLA DE LA LIBERTAD”

1.       ¿Qué relación existe entre la libertad y el conocimiento?
2.       ¿Qué definición da Marta de la libertad? Explícala y coméntala.
3.       ¿Qué relación hay entre libertad y poder?

“COMO SON LAS MARTAS

1. ¿Qué relación hay para los antiguos griegos entre los sonidos, las letras y las cosas?
2.       Si la teoría de los griegos fuese verdad ¿Qué problema tendríamos?
3.       ¿Qué quiere decir que "los nombres de las cosas son convencionales, esto es, son el resultado de un acuerdo entre las personas que llegado a ser costumbre y regla? Explica esto con ejemplos.
4.       ¿Qué quiere decir que "las palabras no estén vinculadas naturalmente a las cosas, no quiere decir que no estén en absoluto"?
5.       Además de informar con el lenguaje ¿Qué funciones hacemos?

 “ROBOTS MUY BUENOS Y MUY INTELIGENTES

1.       ¿Qué quiere decir que el ordenador no tiene facultad deliberativa?
2.       ¿Piensan las máquinas?
3.       ¿Qué diferencias hay entre las máquinas y las personas?
4.       ¿En qué consiste el test de Turing?

 “MARTA NO CREE EN LOS FANTASMAS PERO LES TIENE MIEDO"

1.       Razona si puede influir el interés y la voluntad de nuestras creencias. ¿Cómo?

“EL POBRE JAVIER, LO CULPARON"

1.       Dos personas cometieron homicidio: una mientras disparaba hacia una diana en un campo de tiro, y otra porque quería matarla. Los resultados son los mismos: dos muertos con pistola ¿quién es culpable y quién es el inocente? Razona la respuesta.
2.       ¿Un curandero que cree tener el remedio para una enfermedad ha de darle al enfermo un remedio  aunque el efecto sea contrario y le provoque la muerte?
3.       ¿Qué es la ignorancia culpable?
4.       Un médico que da un medicamento a un paciente con la intención de daarle la muerte aunque el efecto sea totalmente contrario ¿es culpable?
5.       ¿Cuándo hacemos cualquier cosa con la intención única de la acción sin la intención del efecto pero conociendo los efectos malos, estamos delante de una acción buena o mala?
Una acción mala pero con efecto  malo en un caso, y la misma acción sin efecto malo en otro caso ¿es igualmente condenable?

“LIN DICE QUE EN SU PAÍS COMEN RATAS”


1.       ¿No hay forma de saber qué costumbres, respecto de cada cosa, comer, vestir, horarios, y todo eso, son los mejores?
2.       ¿Qué cosa pasa con las costumbres de los países que atentan contra la libertad, la igualdad, la dignidad, la felicidad  o la integridad de las personas, no les podemos reprochar moralmente?
3.        
LA LIBERTAD OTRA VEZ

1.       ¿Que quiere decir a veces:  “tenemos deseos que se oponen a nuestros valores, a las cosas que consideramos que está bien hacer? ¿Es lo mismo desear que querer?
2.       ¿Qué son los valores?
3.       ¿Qué relación hay entre los valores y la educación? ¿Tenemos los mismos valores a la infancia; que a la juventud; que en la vida adulta?
4.       ¿Qué o quién hace nuestra educación?
5.       ¿La educación de qué dos maneras puede formar la voluntad de los ciudadanos? ¿Con cuál estás más de acuerdo?
6.       ¿Qué quiere decir "la libertad, la voluntad necesitan una naturaleza en la cual reposen, un yo que es su base. Por eso es necesario poner tanta atención en la edificación de ese yo"?

LOS PERROS NO VEN LAS COSAS COMO SON

1.       ¿Son las cosas  como las vemos? ¿Qué puedes decir al respecto?
2.       ¿Qué cosa es peor: "creer saber cosas que no se saben o saber cosas que no se saben? Razona la respuesta.
3.       ¿Tiene razón Marta en creer en los fantasmas?

SI NO HACES LOS DEBERES NO HABLAREMOS ESTA NOCHE

1.    ¿En qué consiste la falacia de afirmación del consecuente?
2.       Pon un ejemplo en el que se pueda verificar la falsedad de esta falacia?
3.       ¿En qué consiste la falacia de generalizar sin evidencia suficiente? Pon un ejemplo de esta falacia.
4.       ¿El falso dilema es un argumento falaz? ¿Por qué?
5.       ¿En qué consite la falacia que llaman "petición de principio"? Pon un ejemplo.
6.       ¿Qué son las paradojas? ¿Puedes poner un ejemplo?
7.       ¿El hermano de Marta es más alto que ella?

CLARA SE HA PUESTO A DIETA

1.       ¿Es más fácil tener la idea de perro o frío que la de belleza? Razona la respuesta.
2.       ¿Los modelos de belleza han sido siempre los mismos? ¿Quién fija los modelos?
3.       ¿Se va ir a dormir muy tarde Marta?
4.       Define belleza.
¿QUIÉN SOY YO?

1.       ¿Qué resultado daría unir un cerebro de un hombre que no furmara con el cuerpo de un hombre que fumara?
2.       Imagínate que los médicos cometan la temeridad de poner un cerebro de hombre en el cuerpo de una mujer. ¿Qué pasaría? ¿Con quien se casaría?
3.        ¿Es un milagro que existas? ¿Por qué?
4.       ¿ES más fácil pensar en el tiempo que no existíamos o en el que no existiremos?
5.       Imagínate que no hay ningún momento en el que tú te reconozcas como el mismo o la misma porque has tenido amnesia. ¿Te cambiarías el nombre? Razona la respuesta.
6.       ¿Cuántos años tenía el padre de Marta cuando Marta perdió a su abuelo?
7.       ¿Por qué dice el padre de Marta que la vida puede ser una mala broma?

PODEMOS CONOCER EL FUTURO

1.       ¿Saber una cosa exige siempre creer que se sabe?
2.       ¿Se puede saber cualquier cosa y creer que no sea cierta?
3.       ¿El padre de Marta se emociona o le gusta la filosofía?

MARTA TIENE EXÁMENES PARA PREPARAR Y YO LOS TENGO QUE CORREGIR

1.       ¿Las conversaciones que Marta ha tenido con su padre le han aprovechado? ¿En qué? ¿Y a ti? ¿En qué?